
Hace dos mil años, según la Biblia, Jesús y sus discípulos se reunieron para una última cena en la noche antes que fuese arrestado y crucificado. Esta cena final suministró la inspiración para uno de los misterios más perdurables de ésta o de cualquier otra época: la leyenda del Santo Grial, el cáliz de la última cena.
"Entonces tomó un cáliz y, después de dar gracias, se los dio diciendo: Bebed de él, todos ustedes porque ésta es mi sangre, la sangre que será derramada por muchos en remisión de los pecados" (Mateo 26.27). Mientras bebían, Jesús le dijo a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría. Con un sorbo final de su cáliz de vino predijo su propia trascendencia e inmortalidad ¿Qué ocurrió con el cáliz del cual Jesús bebió esa noche, la copa que dio origen a las fascinantes leyendas del Santo Grial?

Las evidencias sugieren que el cáliz pudo haber estado en manos de un acaudalado hombre de bien llamado José de Arimatea. "Se encontró con el discípulo y preguntó por el cuerpo de Jesús, luego el discípulo ordenó que se lo diesen. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro nuevo" (Mateo 27.58). La leyenda dice que José recogió la sangre de Cristo en el cáliz de la última cena. Luego llevó el cáliz a una tierra lejana a más de mil kilómetros de distancia, las islas británicas ¿Por qué emprendería José un viaje tan largo en una época en la que viajar era tan difícil, lento y peligroso? Es posible que José de Arimatea halla sido un comerciante de estaño, un metal que se extraía en las islas británicas. Esto explicaría porque José escogió Bretaña para difundir la palabra de Jesús.
Fue en un lugar llamado Glastonbury en donde se dice que José de Arimatea arribó con la reliquia sagrada y fundó la primera iglesia cristiana. Pero las leyendas antiguas no dicen más sobre el cáliz de Jesús.
En el siglo XII, miles de caballeros emprendieron cruzadas a la Tierra Prometida. Jerusalén estaba en manos de los musulmanes. Los cruzados estaban decididos a tomar posesión de los lugares sagrados de la vida de Jesucristo en nombre del cristianismo. Cuando los cruzados recorrieron las huellas de su Señor se interesaron aún más por las reliquias de su vida, tener contacto con los objetos que habían sido tocados por la mano de Dios en persona parecía ser la esencia de la gracia divina. Uno de los objetos más extraordinarios que buscaban los cruzados era el cáliz sagrado de la última cena. La reliquia que supuestamente José de Arimatea había llevado a Bretaña y que se convirtió en el tema central de las historias relatadas sobre los renombrados caballeros de la mesa redonda del rey Arturo.
Misteriosamente, el grial buscado por los caballeros de Arturo poseía poderes mágicos extraordinarios jamás mencionados en la Biblia. Aparecía milagrosamente, flotaba en el aire y desaparecía sin previo aviso. Servía en los banquetes de manjares celestiales de los caballeros de Arturo. Beber de esta copa era garantía de salud y vida eterna ¿De dónde provenían estos poderes misteriosos? ¿Pudo haber llegado el grial a la mesa de Arturo en tiempos anteriores, en una época incluso anterior a la del cristianismo, en una época en la que la religión de los celtas imperaba en Bretaña?