
Pero hemos de hacer constar que el Lignum Crucis de Los Caballeros Templarios presidía también otros ritos de estos Caballeros ya que también estaba presente en los actos de la Festividad de la Candelaria ( Virgen Negra o Moreneta) fiesta que obligatoriamente debía de celebrarse en las encomiendas Templarias, según el Artículo 75 de la regla primitiva.
La lógica se impone en los Lignum Crucis ya que si no existen realmente Cruces de cuatro brazos es que estamos hablando claramente de dos Cruces sobrepuestas con un par de brazos cada una, cosiguiéndose con esta nueva Cruz unificar el poder “mágico” y todo el esoterismo de las dos cruces en una sola, un ejemplo claro de este hecho lo tenemos en el comentario que el Secretario del Papa Honorio III nos hace referente a como el Santo Padre creó el Lignum Crucis que luego después envió a los Caballeros Templarios de Segovia:
-“Tomo de un fragmento del brazo derecho de la Cruz del Salvador del que formo dos Cruces y reunidas la una sobre la otra en forma de Cruz Patriarcal.” Y tal es el caso que si realizamos la partición de la Cruz Patriarcal a la altura de los brazos mayores obtendremos dos nuevas cruces siendo una de ellas la Cruz Tau y otra una cruz Griega. Siendo ambas Cruces simbólicas de la Orden del Temple; La Cruz exotérica Griega y la Cruz esotérica Tau y como ya hemos dicho su unión nos proporciona la Cruz Patriarcal y con esta unión obtenemos un símbolo del sincretismo religioso, filosófico y Político; propio del pensamiento dualista de la Orden del Temple.
Estos relicarios en forma de Lignum Crucis fueron muy numerosos en las casas Sagradas del Temple, pero en la actualidad estos relicarios son muy escasos, hemos llegado a constatar hasta 13 de ellos relacionados con la Orden del Temple de los cuales seis se conservan en la actualidad siendo tan solo cinco auténticos, ya que el que está en Caravaca de Murcia es una reproducción ya que el Original fue robado en el año 1934. Los otros cinco auténticos que se guardan los tenemos: uno en Ponferrada (León) otro en Miraflores (Segovia), Bagá (Barcelona), Murugarren (Navarra), y Zamora en su Catedral.
Los que han desaparecido han sido los de Torres del Río (Navarra), Villalcazar de Sirga (Palencia), Villamurriel de Cerrato (Palencia), Alfambra (Teruel), Artajona (Navarra), Maderuelo ( Segovia) y por ultimo Montesa (Segovia).
Todas estas Cruces o relicarios templarios están rodeadas de un halo de misterio, magia y milagrería, contándose sobre ellas curiosas tradiciones y consejas dignas de un profundo análisis.